Frases

“No se cambian las cosas combatiendo la realidad actual. Para cambiar algo, es necesario crear un nuevo modelo, uno distinto que haga que el actual modelo quede obsoleto".

Richard Buckminster Fuller

sábado, 21 de noviembre de 2009

Cocoaching: Presencia-Presente

El otro día fui invitado a ver una show de Coco Legrand, ante lo cual, obviamente me entusiasmé muchísimo y por supuesto, me reí y lo pasé muy bien. Sin embargo, lo más notable del show del Coco, fue el mensaje social y comunicacional que entregó. A ratos sentí estar escuchando una charla de coaching ontológico,como las de Julio Olalla, y en otros, en una charla de liderazgo e innovación personal como las de Ignacio Fernández.

El Coco, en su discurso humorístico, nos iba "regalando" muchos mensajes, y entre los que más me gustaron y llegaron, fue lo que él llamó la "Presencia Presente". Estamos tan ocupados los seres humanos, que dejamos de estar presentes. Estamos tan ocupados intentando conseguir el éxito, que nos vamos quedando solos. Estamos tan ocupados los seres humanos, que aunque haciendo presencia física, no estamos presente, y poco a poco hemos generado una sociedad basada en la competencia, en lo material, en lo aspiracional, y en el egoismo.

Luego, si pudiésemos clarificar esto en una matriz, podríamos determinar 4 situaciones:



1.- Presencia - Presente: Es cuando haciendo presencia física, también estamos presentes, entregándonos a quienes comparten con nosotros ese momento, ese viaje, ese paseo, o simplemente, esa conversación.

2.- Presencia - Ausente: Es cuando aun haciendo presencia física, no estamos presentes, es decir, no nos entregándonos como persona a quienes quieren compartir con nosotros. Un ejemplo clásico, un padre que estando en su casa, no está presente con su familia por estar pegado en su computador.

3.-Ausencia - Presente: Es cuando, a pesar de estar distanciados físicamente, estamos presentes ya sea con una llamada o simplemente con un email o mensaje de texto.

4.-Ausencia - Ausente: Esta sería la peor situación, ya que no se estarían ni física ni emocionalmente, ni siquiera con el pensamiento.


La invitación es a comenzar a observar en cuál de estas 4 alternativas nos encontramos. A observar en cuál de estas 4 alternativas haremos más fáciles a quienes queremos y a quienes nos quieren. Finalmente, a observar en cuál de ellas nos sentiremos realmente felices.

jueves, 5 de noviembre de 2009

La tentación a dar respuestas

El otro día, al final una sesión de coaching, el coachee me preguntó:
- “Rodrigo, ¿por qué más que respuestas, siempre me haces preguntas? Es un tanto frustrante en realidad".
A lo cual le respondí:
- “Porque de lo contrario, te generaría dependencia a mis respuestas y nunca podrías aprender a encontrar tú mismo las soluciones a tus problemas”.
- “¡Aaaaaaah! Es como el cuento de la mariposa que me contaste la otra vez.”
- “¡Exactamente! Si siempre te doy yo la solución a tus problemas, ¿cómo vas a desarrollar tus alas que te permitan volar de manera independiente”.

Estamos acostumbrados a dos cosas: la primera, a pedir respuestas, y la segunda, a caer en la tentación de dar respuestas. Esto último, le pasa sobretodo a quienes tienen cargos de Jefatura o deben liderar proyectos. Sienten la responsabilidad y la "misión" de tener que solucionar todos los problemas de las personas que tienen a cargo, por lo que caen rápidamente en la tentación de dar respuestas.

Y, por otra parte, a las personas les encanta pedir respuestas a sus problemas, ya que es más fácil recibirlas que buscarlas ellas mismas, y en los casos organizacionales, en último termino, si la respuesta dada por el "Jefe" produce algo erróneo, es fácil liberarse de toda responsabilidad: "El jefe me dijo..."

Así, esto dentro de las organizaciones genera dos grandes problemas:
a) Dependencia a las Jefaturas
b) No poder delegar

En este contexto, podríamos decir que ejercer liderazgo, es decir, movilizar a las personas en la incertidumbre, tiene que ver con "Frustrar sus Expectativas".

Algo similar acontece en la vida familiar. Los padres, ante los problemas de sus hijos, suelen caer en la tentación de solucionarlos todos, con la cariñosa y sincera intención de ayudarlos, sin darse cuenta que en el largo plazo, le generan un flaco favor: ¿Cómo podrán los hijos, posteriormente, desenvolverse bien ante nuevos problemas cuando sean grandes, si ya no tendrán al papá o a la mamá para que se los solucionen?

No nos damos cuenta, ni nos han enseñado respecto del poder que tienen las preguntas, sobretodo aquellas que llegan a tocar el alma de los otros, que conmueven, que movilizan, y que abren nuevos espacios de posibilidades. Preguntas que llevan a la reflexión personal, a la creatividad y a la innovación, y que rompen la barrera de la dependencia.

En el caso de las organizaciones, quienes pretenden ser líderes, deben hacer de su gente otros líderes, personas autónomas, proactivas y capaces de adaptarse y ser creativos ante posibles problemas. Un verdadero líder no tiene seguidores, tiene otro líderes que trabajan con él, y eso solo se consigue haciéndoles conscientes y responsables, tanto de sus problemas, como de sus acciones y búsqueda de soluciones. Quien lidera se ocupará de brindar los espacios y contextos emocionales adecuados y de contención para esto.

En lo familiar, los padres deberían ejercer liderazgo sobre sus hijos, transformándolos en personas íntegras, capaces de desenvolverse solos e independientes.

Luego, la invitación es a hacer más preguntas en vez de dar tantas respuestas, por muy frustrante que sea para quien las reciba.

jueves, 22 de octubre de 2009

Liderazgo y la Tensión: Una herramienta movilizadora

Ante momentos y situaciones de tensión, que por lo generan nos incomodan, solemos buscar rápidamente la manera para evadir ese estado de incomodidad y restaurar el “equilibrio”. Los silencios, las emociones, el sufrimiento de otros, entre varias otras situaciones, nos “complican” y no sabemos cómo reaccionar de manera adecuada.

Así, en una reunión de amigos, si uno de los comensales se pone a llorar al ir contando algo que le está pasando, rápidamente buscamos la manera de consolara(o) y de darle consejos, con el fin de eliminar la tensión que genera en el ambiente el llanto y todas las emociones que éste trae consigo; es muy típica la frase “no llores”. No nos damos cuenta que tal vez lo que necesita esa persona, más que consuelo o consejos, necesita ser escuchada, acompañada o acogida. No soportamos la tensión causada por la emoción y el sufrimiento ajeno. No nos gusta que nos saquen de nuestra zona de comodidad.

Cuando un jefe le pide la opinión a un colaborar respecto de algún tema del cual estén debatiendo, y éste último se queda en silencio*, los compañeros ante la incomodidad que esto genera, suelen emitir sus propias opiniones para romper con ese silencio, o no falta el que tira un chiste para cortar la tensión.

Lamentablemente, debo justificar estos “errores”, pues nunca nos enseñaron a manejar las emociones, el silencio, los sufrimientos, o cualquier situación que genere tensión. Por el contrario, nos han enseñado que lo racional (la Razón) o lo lógico, son las vías verdaderas para encontrar las respuestas y las soluciones a los problemas, a las incomodidades, y para el aprendizaje. No vemos la herramienta movilizadora que es la Tensión. Por el contrario, la vemos como algo negativo y que nos incomoda. En el mundo organizacional se le ve como generadora de conflictos.

Ahora, lo que no justifico, es que haya personas, que teniendo la posibilidad de adquirir las habilidades necesarias para poder “gestionar” la tensión, se cierren al aprendizaje por indicar que ellos no están para manejar emociones (tristeza, nostalgia, ternura, rabia, lástima, compasión, etc.), que para eso están los psicólogos.

Y, ¿qué tiene que ver todo esto con Liderazgo? He señalado en reiteradas ocasiones, que liderazgo es MOVILIZAR a las personas (y a uno mismo). En este sentido, por ejemplo, un jefe capaz de ejercer liderazgo, ante el silencio de un colaborador al no dar su opinión, no permitiría que otros opinaran por él, y sostendría el silencio, “presionando” de esta manera, a que la persona de su opinión. En el caso de la reunión de amigos, donde uno de ellos(a) se pone a llorar, quien se atreviera a ejercer liderazgo, acogería a la persona, pero no intentaría dar consejos ni menos impedir que dejase de llorar de manera a priori, por el contrario, la llevaría a “habitar” su problema, su inquietud o su dolor. En vez de consolarla, indagaría para averiguar la inquietud detrás de ese llanto y de esa tristeza, llevando a la persona a encontrar en sí misma, posibles soluciones. En ambos casos, se moviliza a las personas, pueden aprender algo en esa movilización.
Concuerdo que no es una herramienta fácil de manejar, pero bien utilizada, tiene un gran poder creativo y de adaptación. En el ámbito organizacional, la incomodidad que genera la tensión, hace que las personas tengan que ver maneras creativas para encontrar soluciones que restauren el equilibrio. Así, se vuelve una herramienta para generar cambios y aprendizajes.

En el dominio de privado, ante el sufrimiento ajeno por ejemplo, caemos en la tentación de dar consejos, eliminando de esta manera, que la persona aprenda algo de esto, y peor aun, impidiendo quedar mejor preparada ante un sufrimiento futuro.

Las mariposas, antes de convertirse en tales, deben pasar por el “sufrimiento” que implica el proceso de salir del capullo. Un hombre que veía este proceso en el patio de su casa, con sus sinceras y amorosas ganas de ayudarla, ante la lástima que le causaba ver sufrir al insecto, rompió con una pinza el capullo, y la mariposa salió fácilmente. Si bien la nueva mariposa dejó de “sufrir”, por otra parte, no logró desarrollar completamente sus alas, por lo que no pudo volar, muriendo a las horas siguientes.

Liderazgo por ende, no implica quitarle el sufrimiento, la incomodidad, o la tensión a las personas, ni tampoco dar respuestas o consejos, a pesar de las buenas intenciones que esto implique. Más bien significa escuchar, acompañar y acoger a las personas, ayudándolas a que encuentren las respuestas dentro de ellas mismas; de lo contrario, le quitamos la oportunidad de ser creativas, independientes, y de aprender.

*El Silencio es un tema tan potente, que se merece una columna para él solo.