Invertir desde la Presencia: Cuando la Bolsa se mira desde el Interior.

Estoy terminando de escribir mi libro, "El Inversionista Interior", y revisando mis notas, recordé la esencia del texto: “La calidad de mis inversiones, dependerá de la calidad de mi inversión y liderazgo interior”.

Entonces, me pregunte: ¿Y si invertir en bolsa fuera también una práctica tipo espiritual?

Puede sonar extraño, incluso ingenuo e iluso. Pero después de más de 16 años acompañando a líderes, inversionistas y emprendedores en sus procesos de transformación, me atrevo a decir que la forma en que invertimos revela mucho más de nosotros mismos de lo que solemos reconocer.

Cuando invertimos, no solo analizamos gráficos o recopilamos información. Nos sumergimos en un sistema vivo, cargado de emociones colectivas, expectativas, comportamientos impredecibles y muchas veces irracionales y desregulados.

Y lo más importante de todo: ¡nosotros también somos parte de ese sistema!

En este sentido, desde la mirada sistémico-fenomenológica, no hay distancia entre el observador y el fenómeno. Es decir, la forma en que tomamos decisiones financieras (cuándo compramos, vendemos, etc.) está teñida por nuestra historia, creencias, emocionalidad y nuestras lealtades invisibles (ya hablaré otro día sobre eso).

Uno de los mayores aportes de la fenomenología al coaching y al liderazgo es desarrollar y entrenar el “arte de observar”: aprender a observar sin querer controlar, sin querer explicar, sin caer en las trampas del juicio rápido y las reacciones inmediatas.

Acompañando a clientes y aplicando esto conmigo mismo, me he dado cuenta que entender esto es esencial para invertir de forma efectiva:

• Ver y escuchar lo que el mercado realmente está mostrando, y no lo que yo quiero que muestre.
• Detectar señales sutiles antes de que la masa las valide.
• Escuchar el al mercado sin reaccionar emocionalmente ante cada movimiento.

De esta manera, invertir deja de ser solo un intento de predecir el mercado y se transforma en un ejercicio profundo de autoconocimiento y agudeza perceptiva. Es el resultado de la invertir en uno mismo.

Presencing y la conexión con el futuro emergente

Tuve la suerte ser alumno de Otto Scharmer, creador de la Teoría U y del Presencing, en MIT, y de él atesoré varias frases, entre ellas:

“El futuro más elevado no se planifica, se escucha, se deja emerger.”

Aplicándolo a la inversión, esto significa actuar no desde el miedo, la codicia o la urgencia, sino desde un lugar más profundo: la conexión con lo que verdaderamente quiere emerger.

No se trata de magia. Se trata de afinar la escucha, la presencia, y el alineamiento interno. Solo entonces, nuestras decisiones financieras se vuelven coherentes con nuestro propósito, con quienes realmente somos.

Invertir como camino de autoconocimiento

Al internalizar esto, cada operación en la bolsa puede ser una oportunidad para hacerte preguntas:

• ¿Desde dónde estoy invirtiendo: carencia o propósito?
• ¿Qué patrón familiar estoy repitiendo con esta decisión?
• ¿Qué emociones estoy evitando mirar cada vez que me lanzo a comprar impulsivamente?

Invertir, desde esta mirada, ya no es solo ganar dinero. Es ganar conciencia.

Quizás ha llegado el momento de ver la inversión como algo más que mero conocimiento técnico, metodologías y estrategia.

Quizás invertir también puede ser una vía de desarrollo y evolución interior. Una forma de reconocernos, de soltar viejas creencias, de tomar decisiones más libres y conscientes. De comenzar a construir, desde tu interior, un tipo de riqueza que no depende solo del mercado ni del dinero.

Finalmente, ¿no es esto, en el fondo, una forma de espiritualidad?

¿Y tú? ¿Desde dónde estás invirtiendo?

Agradecería mucho tu comentario y mirada.

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