¿Le ganarías a un campeón olímpico corriendo una maratón? ¿Vencerías al mejor ajedrecista del mundo?

En mis seminarios siempre planteo estas preguntas, y la respuesta es contundente: "No".

Entonces, ¿por qué creemos que podemos "ganarle al mercado" financiero, enfrentándonos directamente contra inversionistas de élite, profesionales con recursos financieros ilimitados, equipos especializados y acceso privilegiado a información?

🌊 La clave está en seguir tendencias, no en vencerlas. Si un activo sube, generalmente seguirá subiendo hasta que rompa su soporte. Si baja, lo hará hasta que se rompa la resistencia. La mejor estrategia es no ir contra tendencia, sino emular a los mejores siguiendo estos movimientos. Entender esto es el primer paso para gestionar efectivamente el riesgo.

🔑 Dos reglas esenciales para gestionar riesgos en inversiones:

1️⃣ Stop Loss (límite de pérdidas): Nunca puedes predecir cambios de tendencia con certeza. Por ello, debes programar una venta automática (Stop Loss) que limite tus pérdidas cuando las condiciones se vuelvan adversas.
Generalmente se establece bajo una potencial ruptura de tendencia.

2️⃣ Mantén un porcentaje fijo de pérdida por operación y en tu cartera: Nunca arriesgues más del 10% en una sola operación, ni permitas que tus pérdidas totales superen el 20% de tu cartera. Muchos no tienen claro cuánto están arriesgando por operación, lo cual es vital para la supervivencia en mercados volátiles.

📉 Entender esto es vital, porque si pierdes el 10% de tu inversión, necesitas una subida del 11% solo para recuperar tu capital inicial. ¿Y si pierdes el 50%? Necesitarías una recuperación del 100%. Si pierdes un 75%, requerirías un aumento de un 300%. Este fenómeno ilustra la importancia crítica del control de pérdidas.

🧮 Fórmula para gestionar tu riesgo
Para respetar las reglas anteriores, utiliza esta fórmula:

(Riesgo x Capital)%)/(P.Compra-P. Stop Loss) = N°de Acciones a comprar.
N°Acc x P.Compra = Inversión

📌 Ejemplo práctico:
Capital: US$10.000
Riesgo: 5%
P.Compra: US$150
Stop Loss: US$110
Acciones a comprar: (10.000x5%) ÷ (150-100) = 10 acciones.
Inversión: 10 acciones x US$150 = US$1.500
Pérdida máxima: US$500 (5%)

📈 ¿Qué sucede si la acción sube? Si sube a US$210 y establece ahí un nuevo soporte, elevamos el Stop Loss hasta US$210. Esto asegura ganancias del 40% sobre esta operación específica y libera margen en nuestra cartera para nuevas inversiones.

🛡️ Al reducir tu exposición de riesgo al subir el Stop Loss permite sumar más inversiones sin sobrepasar el riesgo máximo establecido. Así, paciencia, perseverancia y una buena gestión del riesgo incrementan tu capital y tu tranquilidad mental.

✅ Conclusión clave: No trates de superar al mercado; aprende a seguirlo. La gestión del riesgo no solo protege tu capital, también te posiciona estratégicamente para crecer.

Invertir desde la Presencia: Cuando la Bolsa se mira desde el Interior.

Estoy terminando de escribir mi libro, "El Inversionista Interior", y revisando mis notas, recordé la esencia del texto: “La calidad de mis inversiones, dependerá de la calidad de mi inversión y liderazgo interior”.

Entonces, me pregunte: ¿Y si invertir en bolsa fuera también una práctica tipo espiritual?

Puede sonar extraño, incluso ingenuo e iluso. Pero después de más de 16 años acompañando a líderes, inversionistas y emprendedores en sus procesos de transformación, me atrevo a decir que la forma en que invertimos revela mucho más de nosotros mismos de lo que solemos reconocer.

Cuando invertimos, no solo analizamos gráficos o recopilamos información. Nos sumergimos en un sistema vivo, cargado de emociones colectivas, expectativas, comportamientos impredecibles y muchas veces irracionales y desregulados.

Y lo más importante de todo: ¡nosotros también somos parte de ese sistema!

En este sentido, desde la mirada sistémico-fenomenológica, no hay distancia entre el observador y el fenómeno. Es decir, la forma en que tomamos decisiones financieras (cuándo compramos, vendemos, etc.) está teñida por nuestra historia, creencias, emocionalidad y nuestras lealtades invisibles (ya hablaré otro día sobre eso).

Uno de los mayores aportes de la fenomenología al coaching y al liderazgo es desarrollar y entrenar el “arte de observar”: aprender a observar sin querer controlar, sin querer explicar, sin caer en las trampas del juicio rápido y las reacciones inmediatas.

Acompañando a clientes y aplicando esto conmigo mismo, me he dado cuenta que entender esto es esencial para invertir de forma efectiva:

• Ver y escuchar lo que el mercado realmente está mostrando, y no lo que yo quiero que muestre.
• Detectar señales sutiles antes de que la masa las valide.
• Escuchar el al mercado sin reaccionar emocionalmente ante cada movimiento.

De esta manera, invertir deja de ser solo un intento de predecir el mercado y se transforma en un ejercicio profundo de autoconocimiento y agudeza perceptiva. Es el resultado de la invertir en uno mismo.

Presencing y la conexión con el futuro emergente

Tuve la suerte ser alumno de Otto Scharmer, creador de la Teoría U y del Presencing, en MIT, y de él atesoré varias frases, entre ellas:

“El futuro más elevado no se planifica, se escucha, se deja emerger.”

Aplicándolo a la inversión, esto significa actuar no desde el miedo, la codicia o la urgencia, sino desde un lugar más profundo: la conexión con lo que verdaderamente quiere emerger.

No se trata de magia. Se trata de afinar la escucha, la presencia, y el alineamiento interno. Solo entonces, nuestras decisiones financieras se vuelven coherentes con nuestro propósito, con quienes realmente somos.

Invertir como camino de autoconocimiento

Al internalizar esto, cada operación en la bolsa puede ser una oportunidad para hacerte preguntas:

• ¿Desde dónde estoy invirtiendo: carencia o propósito?
• ¿Qué patrón familiar estoy repitiendo con esta decisión?
• ¿Qué emociones estoy evitando mirar cada vez que me lanzo a comprar impulsivamente?

Invertir, desde esta mirada, ya no es solo ganar dinero. Es ganar conciencia.

Quizás ha llegado el momento de ver la inversión como algo más que mero conocimiento técnico, metodologías y estrategia.

Quizás invertir también puede ser una vía de desarrollo y evolución interior. Una forma de reconocernos, de soltar viejas creencias, de tomar decisiones más libres y conscientes. De comenzar a construir, desde tu interior, un tipo de riqueza que no depende solo del mercado ni del dinero.

Finalmente, ¿no es esto, en el fondo, una forma de espiritualidad?

¿Y tú? ¿Desde dónde estás invirtiendo?

Agradecería mucho tu comentario y mirada.

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INMUNIDAD AL CAMBIO: POR QUÉ NOS RESISTIMOS A LO QUE MÁS DESEAMOS

El liderazgo adaptativo nos invita a enfrentar desafíos complejos que requieren transformaciones profundas en nuestras creencias, hábitos, emociones y formas de pensar. Sin embargo, incluso cuando reconocemos la necesidad de cambio, algo nos frena.

¿Por qué nos cuesta avanzar hacia aquello que decimos tanto anhelar?

La respuesta está en un concepto revolucionario desarrollado por Robert Kegan y Lisa Lahey: Inmunidad al Cambio.

¿QUÉ ES LA INMUNIDAD AL CAMBIO?
La Inmunidad al Cambio es un marco conceptual que explica por qué, a pesar de nuestras intenciones más sinceras, a menudo nos resistimos a los cambios que deseamos lograr.

Estos profesores de Harvard, comparan este fenómeno con el sistema inmunológico: así como el cuerpo rechaza agentes patógenos externos, nuestra mente tiene mecanismos para protegerse de cambios que percibe como amenazas, incluso cuando esos cambios podrían ser beneficiosos.

Este concepto es especialmente relevante en el contexto de los desafíos adaptativos. La inmunidad al cambio actúa como una barrera invisible que nos impide avanzar, y entenderla es el primer paso para superarla.

Ambos indican que todos tenemos objetivos deseados que sincera y explícitamente declaramos que queremos lograr y, al mismo tiempo, tenemos compromisos ocultos (aquellos que, de manera inconsciente, valoramos más y nos impide avanzar). Estas fuerzas internas, arraigadas en lo inconsciente, suelen ser más poderosas que nuestras metas declaradas, generando contradicciones que refuerzan la resistencia al cambio.

Por ejemplo, imagina a una persona que declara querer ahorrar más dinero (objetivo deseado), pero cada mes gasta en compras impulsivas. Detrás de este comportamiento podría haber un compromiso oculto, como la creencia de que "disfrutar el presente es más importante que planificar el futuro".

Aunque opera en el inconsciente, este compromiso oculto ejerce una fuerza mayor que el objetivo deseado, convirtiéndose en la raíz de la inmunidad al cambio.

EL MAPA DE LA INMUNIDAD AL CAMBIO
Para identificar y superar la inmunidad al cambio, Kegan y Lahey proponen un mapa de cinco pasos:

1. Identificar el Objetivo Deseado: ¿Qué es lo que realmente quiero cambiar?
2. Reconocer los comportamientos que me sabotean: ¿Qué hago (o dejo de hacer) que va en contra de mi meta?
3. Reconocer los miedos. ¿Qué es lo más terrorífico de ir por mi objetivo?
4. Descubrir los compromisos ocultos: ¿Qué imagen estoy protegiendo?
5. Cuestionar los grandes supuestos: ¿Son realmente ciertas las creencias que me limitan?

Este mapa no solo nos ayuda a entender por qué nos resistimos al cambio, sino también a diseñar estrategias para superar esas resistencias.

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