Verónica es una profesora de educación básica que constantemente se encuentra frustrada por su nula capacidad de ahorro. Critica de manera recurrente a su trabajo, la sociedad y especialmente a su esposo, culpándolo por no poder ahorrar dinero suficiente para la educación universitaria de su hijo de 13 años, sin embargo, decidió tomar un proceso de coaching, sugerido por su mejor amiga.
Verónica gastaba gran parte de su energía emocional en quejas y reclamos. Cada conversación terminaba en drama y tensión familiar, generando culpas y resentimientos mutuos entre todos los integrantes, especialmente con su marido.
Durante el proceso de coaching, Verónica pudo observar claramente cómo se quedaba atrapada en el drama (D) constante de culpar a otros, sintiendo que ella no tenía poder alguno para cambiar las circunstancias. Al tomar conciencia de esto, también pudo notar que su explicación (E) siempre terminaba apuntando hacia afuera, responsabilizando a su esposo y al entorno.
También reconoció que sus soluciones (S) eran superficiales y reactivas: intentaba ahorrar de manera aislada, exigía a su marido destinar parte de sus ingresos a una cuenta de ahorro, se privaba temporalmente de gastos menores, pero abandonaba rápidamente estos esfuerzos al primer imprevisto, volviendo así al drama inicial.
El punto de inflexión ocurrió cuando el coach la invitó a reflexionar con la pregunta: "Verónica, ¿quién estás eligiendo ser frente a esta situación?" (E).
Esta pregunta resonó profundamente en ella, llevándola a darse cuenta de que podía elegir ser alguien distinto, alguien responsable, capaz de liderar la situación familiar con una actitud proactiva y colaborativa, capaz de salir del círculo vicioso del victimismo.
Al hacer esta elección consciente, Verónica logró identificar claramente la oportunidad (O) que se abría frente a ella: podía convertirse en una persona capaz de establecer conversaciones efectivas con su esposo, desarrollando juntos un plan concreto y realista de ahorro e inversión.
A partir de esta transformación interna, Verónica dejó atrás las quejas constantes y los reclamos improductivos. Comenzó a reunirse regularmente con su esposo para elaborar juntos un presupuesto familiar, identificando gastos que podían reducirse y diseñando una estrategia mensual de ahorro que ambos pudieran cumplir cómodamente.
En poco tiempo, Verónica descubrió que no solo estaba ahorrando para el futuro universitario de su hijo, sino que también mejoró notablemente la calidad de sus relaciones familiares y su bienestar emocional. Ahora vivía desde un estado interno diferente: más calma, segura, y enfocada en oportunidades concretas en lugar de problemas sin salida.
El Poder Transformador del modelo
El Modelo DESEO no es solo una metodología de coaching, sino un mapa para la transformación y el desarrollo del poder personal. Su propósito es ayudar a las personas a salir del círculo vicioso del drama, la culpa y las soluciones superficiales o técnicas, impulsándolas hacia un estado de conciencia más profundo, donde puedan descubrir oportunidades reales y transformadoras en cada situación problemática que enfrenten.
El caso de Verónica ejemplifica su impacto:
· De la culpa a la responsabilidad: Dejó de atribuir el problema a factores externos (esposo, sociedad) y reconoció su rol en la dinámica familiar.
· De soluciones parche a cambios estructurales: Abandonó los intentos fallidos de ahorro reactivo y creó, junto a su esposo, un plan financiero colaborativo.
· Del drama a la oportunidad: Redirigió su energía emocional hacia acciones concretas, mejorando no solo sus finanzas, sino también sus relaciones y bienestar.
El modelo está compuesto por cinco etapas:
1. Drama: Tomar conciencia del hábito frecuente de quedar atrapados en problemas, dramas o conflictos recurrentes, así como en comportamientos repetitivos que no aportan.
2. Explicación: Identificar nuestra tendencia a buscar culpables externos, justificando porqué ocurren las situaciones adversas y evitando asumir la responsabilidad personal en ellas, asumiendo el rol de víctima.
3. Solución: Reconocer cómo solemos recurrir rápidamente a soluciones superficiales o técnicas que, aunque parezcan útiles, suelen no abordar la raíz del problema y solo “reparan” el síntoma, pero no la causa.
4. Elección: Aquí radica el poder transformador del modelo. No es la elección de qué solución tomar, muy por el contrario, es una invitación a responder una pregunta crucial: ¿Quién elijo ser frente a esta situación? Esta elección consciente implica salir del automatismo y victimismo, para abrir espacio a nuevas formas de percibir, sentir y actuar. En definitiva, a nuevas formas de Ser.
5. Oportunidad: Finalmente, esta etapa invita a descubrir las oportunidades concretas que emergen cuando elegimos conscientemente ser de una determinada forma ante la situación.
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