Dado el triunfo de Sebastián Piñera, son muchas las personas del aparato público y gubernamental que sin duda perderán sus empleos y actuales cargos, dado los puestos de confianza y de cuoteo político. Además, se habla que varios de ellos han hecho su carrera profesional al interior del sistema público en un entorno muy distinto al de quien se desarrolla en el sector privado.
Ante esto, las preguntas que más he escuchado son, ¿qué harán ahora?, ¿serán capaces de desenvolverse en empresas privadas?, ¿estarán preparados para regirse por normas distintas o por la alta competencia comercial en las que se desenvuelven las empresas privadas?
Claramente, dado este nuevo escenario, estas personas se ven frente a un gran desafío adaptativo, es decir, existe una brecha entre las aspiraciones y la realidad, para lo cual deben adaptarse o “morir”.
Los desafíos adaptativos implican cuestionar nuestras historias, hábitos, conductas, supuestos, paradigmas y formas de ser. Esto, claramente no es una tarea fácil, muy por el contrario, en la mayoría de los casos, es muy difícil, pues las personas no están acostumbradas a observarse, ni menos a desafiarse.
Así, el Coaching se presenta como una gran opción y “herramienta” para encontrar un camino y solución.
El Coaching no es una terapia, es un proceso de aprendizaje y nueva mirada, que por medio de una conversación con un Coach, el Coachee (la persona) comienza a tomar conciencia de su forma de ser y de los juicios, prejuicios y supuestos que conforman sus paradigmas y filtros mentales, y que la gran mayoría de las veces, impiden el cambio y el progreso personal, restándole poder de acción.
El Coaching es un proceso de liderazgo personal, donde el Coach hace de facilitador, acompañando al Coachee para que éste encuentre las respuestas y soluciones que más sentido le hagan a él (ella), y que le permitan encontrar el camino hacia la adaptación.
El Coach no da consejos, sino que desafía al Coachee, generalmente por medio de preguntas “poderosas” que llevan a la reflexión y a mirar las “cosas” de manera diferente, comenzando a ver posibilidades y acciones donde antes no se veían ni menos imaginaban. El aconsejar, a la larga, genera dependencia, en cambio el desafiar, genera aprendizaje y autoliderazgo.
Seguramente a estas personas les estarán dando muchos consejos de qué hacer o de cómo actuar para encontrar un empleo, una vez que los remuevan de sus actuales posiciones. Si bien los consejos pueden funcionar en ciertas ocasiones, en la práctica, éstos son soluciones “técnicas” a un problema que es adaptativo. Para graficarlo, es como querer solucionar un dolor de cabeza aconsejando tomar una aspirina, cuando en realidad, el dolor proviene de un tumor cerebral, que para combatirlo efectivamente, la persona tendría que cambiar sus hábitos de conducta.
Al igual que la empresa SALO, que no logró adaptarse a la nueva realidad que apareció con Internet, teniendo que finalizar sus actividades y cerrar, las personas si no se adaptan, también pueden “desaparecer”.
Luego, pienso que tomar sesiones de Coaching por parte de estas personas, les podría ser de mucha utilidad para lograr adaptarse a la nueva realidad que se les avecina.
Ante esto, las preguntas que más he escuchado son, ¿qué harán ahora?, ¿serán capaces de desenvolverse en empresas privadas?, ¿estarán preparados para regirse por normas distintas o por la alta competencia comercial en las que se desenvuelven las empresas privadas?
Claramente, dado este nuevo escenario, estas personas se ven frente a un gran desafío adaptativo, es decir, existe una brecha entre las aspiraciones y la realidad, para lo cual deben adaptarse o “morir”.
Los desafíos adaptativos implican cuestionar nuestras historias, hábitos, conductas, supuestos, paradigmas y formas de ser. Esto, claramente no es una tarea fácil, muy por el contrario, en la mayoría de los casos, es muy difícil, pues las personas no están acostumbradas a observarse, ni menos a desafiarse.
Así, el Coaching se presenta como una gran opción y “herramienta” para encontrar un camino y solución.
El Coaching no es una terapia, es un proceso de aprendizaje y nueva mirada, que por medio de una conversación con un Coach, el Coachee (la persona) comienza a tomar conciencia de su forma de ser y de los juicios, prejuicios y supuestos que conforman sus paradigmas y filtros mentales, y que la gran mayoría de las veces, impiden el cambio y el progreso personal, restándole poder de acción.
El Coaching es un proceso de liderazgo personal, donde el Coach hace de facilitador, acompañando al Coachee para que éste encuentre las respuestas y soluciones que más sentido le hagan a él (ella), y que le permitan encontrar el camino hacia la adaptación.
El Coach no da consejos, sino que desafía al Coachee, generalmente por medio de preguntas “poderosas” que llevan a la reflexión y a mirar las “cosas” de manera diferente, comenzando a ver posibilidades y acciones donde antes no se veían ni menos imaginaban. El aconsejar, a la larga, genera dependencia, en cambio el desafiar, genera aprendizaje y autoliderazgo.
Seguramente a estas personas les estarán dando muchos consejos de qué hacer o de cómo actuar para encontrar un empleo, una vez que los remuevan de sus actuales posiciones. Si bien los consejos pueden funcionar en ciertas ocasiones, en la práctica, éstos son soluciones “técnicas” a un problema que es adaptativo. Para graficarlo, es como querer solucionar un dolor de cabeza aconsejando tomar una aspirina, cuando en realidad, el dolor proviene de un tumor cerebral, que para combatirlo efectivamente, la persona tendría que cambiar sus hábitos de conducta.
Al igual que la empresa SALO, que no logró adaptarse a la nueva realidad que apareció con Internet, teniendo que finalizar sus actividades y cerrar, las personas si no se adaptan, también pueden “desaparecer”.
Luego, pienso que tomar sesiones de Coaching por parte de estas personas, les podría ser de mucha utilidad para lograr adaptarse a la nueva realidad que se les avecina.
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