Uno de los
temas que más he venido desarrollando durante los últimos 7 años, es el de las creencias, pues éstas son
el filtro con el que vemos la realidad, y por lo tanto, nos llevan a abrir o
cerrar posibilidades.
En esta oportunidad, quiero poner todo el foco en aquellas creencias que cierran posibilidades, y peor aun, que esclavizan a la gente y las hacen vivir bajo su poder y autoridad.
En esta oportunidad, quiero poner todo el foco en aquellas creencias que cierran posibilidades, y peor aun, que esclavizan a la gente y las hacen vivir bajo su poder y autoridad.
Comenzaré ilustrando a qué me refiero con Creencias
Esclavizantes con el siguiente relato que leí de Robert Diltz, experto en cambiar creencias:
Un hombre, absolutamente seguro de creer ser un cadáver, no
comía, no iba a trabajar, y lo único que hacía, era repetir constantemente que
él era un cadáver. Un psiquiatra, gracias a los familiares de este hombre, un
día lo visita y luego de varios minutos de tratarlo de convencer qué no era un cadáver,
finalmente le pregunta: “¿Un cadáver puede sangrar?”, No, le respondió el
hombre, y agregó, “en un cadáver todos los sistemas se han detenido, por lo que no
puede correr sangre tampoco”. Ante esto, el psiquiatra le propone el siguiente
experimento: “Voy a pincharte un dedo, y si sangra, querrá decir entonces que no eres un
cadáver”. El médico lo pinchó con una aguja, y un fluido de sangre brotó al
instante. El hombre sorprendido por tal “milagro” señala, “¡vaya, resulta que
los cadáveres si sangran ahora!”
Este caso me permite indicar que a pesar de las evidencias
ambientales o conductuales, muchas veces la personas se aferran a su creencia,
pasando a ser esclavas de ellas, y por lo tanto, cerrándose a cualquier tipo de
nuevas posibilidades, pues las creencias, y especialmente las esclavizantes, es
como poseyeran a la persona, pues éstas, no están basadas en un
conocimiento profundo de la realidad.
Como señala Robert Dilts, uno de mis
autores preferidos, las creencias tratan de cosas que nadie puede saber realmente.
Si bien el caso anterior es más bien humorístico, ¿cuántas
personas se aferran con fuerza a su creencia esclavizante, y por lo tanto su
futuro, lo ven sin posibilidades para ellos?
Tuve el caso de una cliente, que tenía la creencia
esclavizante de “no mereces cosas buenas”; así, tal cual me dijo la primera
vez que nos juntamos. Y, por más evidencia que ella misma veía como algo bueno,
para todo tenía una explicación o excusa. Por ejemplo, cuando le pregunté si
tener la sesión de coaching no era a caso algo bueno, entonces me respondió, “sí,
pero no lo merezco”. "Entonces, ¿qué haces aquí conmigo?”, le pregunté; “es que
no es que yo lo merezca, sino que tú eres una persona generosa capaz de
recibirme”.
Como verán, cuando algo es “bueno”, de acuerdo a su perspectiva basada en su creencia, no es por ella o para
ella eso "bueno", sino que es algo externo, y si es algo malo, entonces ahí si tiene que
ver con ella, porque lo "malo" sí se lo merece.
Una vez, ella conoció a un tipo que daba todo por ella, la
mimaba, la consentía, se preocupaba por sus cosas, y la ayudaba a resolver todo
tipo de problemas, sin embargo, al poco tiempo, su "tirana" creencia de no merecer cosas buenas, la llevó a
sospechar de él, llegando incluso a hacerle creer que el tipo tenía una obsesión
por ella y que por eso tanta atención; claro, ¡solo un loco podría interesarse
en ella!
Llegó a contarme que una vez este hombre, fue a "espiarla" a su trabajo:
“¿Lo encaraste, le preguntaste qué estaba haciendo ahí?”, le pregunté.
“No, yo lo vi desde dentro, y yo creo que él no se dio cuenta que yo lo había visto”, me respondió.
“Entonces, ¿solo crees a verlo visto a él?”, le pregunté a continuación.
“O sea, sí, pero estoy segura que fue él, sino quien más?” me respondió, reforzando su creencia.
¿Cuántas veces se nos cruzan personas parecidas a otras que conocemos por nuestro camino, y no nos cuestionamos si nos están "persiguiendo"? Pues claro, pues no tenemos una creencia limitante que nos lleve a pensar aquello.
Llegó a contarme que una vez este hombre, fue a "espiarla" a su trabajo:
“¿Lo encaraste, le preguntaste qué estaba haciendo ahí?”, le pregunté.
“No, yo lo vi desde dentro, y yo creo que él no se dio cuenta que yo lo había visto”, me respondió.
“Entonces, ¿solo crees a verlo visto a él?”, le pregunté a continuación.
“O sea, sí, pero estoy segura que fue él, sino quien más?” me respondió, reforzando su creencia.
¿Cuántas veces se nos cruzan personas parecidas a otras que conocemos por nuestro camino, y no nos cuestionamos si nos están "persiguiendo"? Pues claro, pues no tenemos una creencia limitante que nos lleve a pensar aquello.
La esclavizante creencia de
“no merecer”, es tan dañina que lleva a que la persona encuentre sospechoso que
alguien la pueda querer, y cuando aparece un ser cariñoso, amoroso, capaz de
amarla en su vida, la persona con la creencia lo encuentra sospecho, pues a su juicio, no merece ser
querida, y se cierra a toda posibilidad de experimentar la grandeza de estar
con alguien que le ame. En términos técnicos, no se da el permiso de desafiar dicha creencia.
Por lo general, este
tipo de creencia se generan en la infancia, cuando producto de una mala
paternidad y/o maternidad, el niño(a) se echa la culpa de que sus padres sean
así con él(ella), comenzando a generar creencias tales como:
- No merecer: no le permite darse el permiso de sentir y vivir cosas buenas, y en cuanto a logros, no se esfuerza, pues no cree merecer alcanzar el éxito.
- No ser lo suficientemente bueno: por lo tanto se conforma con cualquier cosa.
- Desesperanza: impide que la persona vea solución alguna.
- Impotencia: hace que la persona sienta que algo es posible, pero que no es capaz de lograrlo.
Más que hacer cambiar una creencia a alguien, el desafío es
poder guiar a esa persona para que ella misma encuentre el camino para generar
dicho cambio, de lo contrario, nos veremos en una situación similar a la que se
enfrentó el psiquiatra con el hombre “cadáver”.
Si piensas que podrías estar teniendo alguna creencia
esclavizante, como no merecer, te invito a hacerte las siguientes preguntas:
·
¿Qué tendría que pasar para que te merecieras
eso?
·
¿Bajo qué circunstancias te lo merecerías?
·
¿Conoces a alguien que lo merezca?
·
¿Qué te gustaría creer, en lugar de creer que no
mereces?
· ¿Qué sería lo peor que te podría pasar si desafíaras dicha creencia?
Es importante destacar que las creencias surgen de nuestras experiencias, de ahí la importancia de atreverse a experimentar nuevas experiencias que ayuden a desafiar la creencia limitante, y por lo tanto, le permita a la persona crear una nueva creencia.
· ¿Qué sería lo peor que te podría pasar si desafíaras dicha creencia?
Es importante destacar que las creencias surgen de nuestras experiencias, de ahí la importancia de atreverse a experimentar nuevas experiencias que ayuden a desafiar la creencia limitante, y por lo tanto, le permita a la persona crear una nueva creencia.
1 comentario:
estos espacios provocan una afirmación, una postura positiva ante dificultades que sabemos, pero le dedicamos el tiempo para liberarnos y ser más felices
Gracias!
Publicar un comentario