Como saben, este blog tiene su base en el desafío de Paradigmas, supuestos y creencias arraigados en las sociedades, organizaciones y personas, que limitan los cambios, la innovación, y la creación de nuevas realidades.
Este verano 2012, me encontré con una gran y gratísima sorpresa al ver la película "La Fortuna del Juego" ("Moneyball" en inglés) con Brad Pitt, basada en un hecho real, y donde Pitt representa a Billy Bean, ex beisbolista y actual Gerente General del equipo de Baseball Oakland Althetics, equipo de las grandes ligas de EEUU, pero de presupuesto y recursos escasos comparados con equipos grandes como los New York Yankees.
Me fascinó la película, pues es un caso real de lo que implica ejercer liderazgo: movilizar a las personas en la incertidumbre, para que enfrenten problemas difíciles y donde no existen soluciones conocidas, y quienes son parte del problema, también son responsables de la solución. Es difícil, porque implica sacar a las personas de su zona de confort, hacerlos desafiar sus creencias y paradigmas.
Billy Bean, tenía en fuerte propósito de ser campeón con los Athetics, y tenía claro que usando los antiguos, normales, y establecidos métodos de contratación de jugadores, jamás lograría ser campeón, dado que no tenían los recursos para contratar a "los mejores" (lo pongo entre comillas, pues justamente la película desafío el juicio de qué es un buen o mal jugador), y como dice Einstein, "si se quiere lograr resultados distintos, no se puede conseguirlos haciendo lo mismo.
En esa búsqueda, cuando se topa con un joven economista, Peter Brand (interpretado por Jonah Hill), experto en estadística, quien tenía todo un estilo propio y fuera de lo normal para valorar jugadores. Su método estadístico indicaba que jugadores poco valorados por los clubes, podían ser mucho más eficientes en la cancha que los muy valorados.
Juntos, deciden poner en práctica el método de Brand, ante lo cual, Bean se encuentra con la enorme resistencia al cambio, primero, de los antiguos asesores de busca talentos del club, quienes le gritan en la cara que lo que está haciendo es descabellado, que eso es no sabes nada de baseball, y que solo conseguirá hundir al club. Luego, se encuentra con la figura del Coach (en entrenador del equipo), interpretado por el gran Art Howe, quien no quiere seguir las indicaciones del gerente y se escuda en indicar que es él quien arma el equipo en la cancha. Posteriormente, al no ir consiguiéndose los resultados, los aficionados y los medios se van en contra de Bean y no entienden el porque de su forma de armar al equipo.
Sin embargo, Bean y Brand persisten en su propósito, y Bean, como manda más ocupará toda su autoridad formal para implementar los cambios, así, llegar a despedir a ciertos jugadores, de modo que al coach no le quede otra que armar el equipo con los jugadores que le quedan, y que son los que Bean y Brand necesitan para que las estadísticas funcionen.
Sin querer dar más detalles de la película, pues recomiendo absolutamente que la vean, lo que más me fascinó, fue el que alguien se atreviese a desafiar las creencias y paradigmas establecidos, en ser capaz de escuchar la Voz Propia y su GPS Interior, abrirse a escuchar nuevas posibilidades, a usar su propia historia de fracaso pasada para encontrar nuevas vías de acción, y de perseverar y a pesar de ir contra la corriente.
1 comentario:
Hola Rodrigo:
Junto con felicitarte por tu blog, "me acuso" de haber utilizado una de tus fotos en mi más reciente post.
Saludos.
Publicar un comentario